Quiero beber de la fuente de tus palabras, ese cofre de sonrisas donde pronuncias mi nombre y olvido las horas en las que soy oscuridad

Quiero ser en la imagen cristalina y pura de la ventana de tu alma, un reflejo intenso que cause el brillo de tus pupilas envenenadas 

Quiero renacer en el cobijo de tu regazo y olvidar que soy inerte, olvidar por un instante el miedo a ser realidad en el suspiro de Afrodita que no desea posar en mi su mirada

Quiero cerrar mi aliento, volverme brisa, mirar al cielo silencioso y por más que quiero querer habitar en un solo recuerdo, el querer se hace efímero, sentado en la piel que habito, dónde me abraza la memoria del canto de la nada. 

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