Ya sé quién eres
Ya sé lo que haces, a donde vas, e incluso donde habitas
En este fluir de miedo y ternura donde mis brazos han sido la cuna de tu silencio
¿Dónde ha ido el sonido de tus latidos?
Zumbido indescriptible, que es mi melodía sinfónica favorita
Me siento frente a la abierta ventana observo a una avispa que naufraga con cautela aleteando como si fuera dueña del viento
Me acerco silente y me encuentro con sus ojos cuadriculados y brillantes
Frente al vacío abismo de la incertidumbre, intento permitir que mis ojos pierdan la existencia humana
Esta sensación de infinita quietud con las que soy un fractal de luces tenues
Busco entre retazos y ruinas de palabras nunca dichas el tono oscuro de tu voz intensa
Ese que cuando susurra mi nombre, puedes ver el largo camino del que estoy recubierto, transformarse en helado y caliente al mismo tiempo
Entonces
Solo parpadeé y la avispa ya era una golondrina que dejó su estela dulce en el éter de mi alma
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