De manera repentina sueño bajo las gotas frías que destilan las sombras de la nada 

Queriendo navegar en el basto abismo del calor de ese espacio en el que surge tu respiración 

Encuentro otros barcos en tu puerto y el mágico olor de afrodita me enseguece sabiendo que sus pupilas ya no me miran con la miel del amanecer ardiente

Mis huellas dactilares tratan de resurgir de las olas y cuando sueño allí encuentro a Caronte que me espera oculto en el manto de sus sonrisas 

Sin salida del tártaro de mis pensamientos me veo abrazando las horas que ya no están 

Abrazando sus cabellos que huelen a extraño y hordas de sal

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